miércoles
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Creador, este término puede ser atribuido a las propuestas de Juan Milla, que plantea temas autóctonos del Perú, trabajado desde un diálogo personal en el devenir de su arte en este nuevo milenio.
La corriente abstracta, emblema del arte occidental iniciada el siglo pasado que enfrentó con brutalidad la contrariedad del indigenismo, cuyo referente sentaba sus raíces en la figuración de lo más representativo del Perú. Innumerables pintores trabajaron sin que supieran crear algo diferente, mimetizar herencias temáticas. No así Milla Jara, cuya indagación lo ha llevado a otros límites creativos perfeccionando su estilo, la forma y el medio de expresión de alguien que lleva el ardor en el pecho, la inquietud intelectual y las ganas irrefrenables de plasmar en un lienzo, toda esa naturaleza instintiva e imaginativa que todo artista debe tener como punto de partida para una verdadera propuesta artística carente de falsedad y adorno banal.
Lo emblemático de este maestro, es la perseverancia por esta corriente que lo hizo prevalecer por determinación propia, proponiendo a hombres trabajadores, la preminencia de la mujer campesina, músicos del folklore, la papa peruana aquel tubérculo de nuestro suelo, al perro sin pelo, como emblema y otros íconos de particular singularidad, todas ellas propuestas arriesgadas frente a sus coetáneos, que insistieron en la imitación académica, faltos de originalidad hasta agotar todo recurso creativo. En cambio, Juan Milla supo proponer algo diferente con su paleta extraordinaria y brillante, asimilada por el maestro científico del color: George Seurat que supo proponer una pincelada individual. Cual fagocitador supo asimilar racionalmente la técnica de la perfección y darle ese dinamismo en cada pintura, en la que vemos sus devaneos emocionales, sentimientos de nuestra historia, su peculiar e incondicional amor a la figura de lo autóctono, como evidente homenaje a personajes fantásticos reconocibles que no hacen sino, reflejar la inmensa honestidad de su inquietante corazón; uniendo el aspecto más racional de su profundo universo post-indigenista.
Esperaremos más propuestas con la humildad que lo caracteriza, así como es visionario, milenario y místico, símbolos de carácter que requiere el arte de hoy.
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